martes, 31 de mayo de 2011

ADIOS CHUNKY RICE de Craig Thompson

PORQUE TODOS HEMOS DICHO ADIÓS

Hay algunas obras que atenazan nuestro corazón y nos dejan con un incierto sentimiento de melancolía. Y para aquello miopes que todavía relacionan el cómic (o el tebeo, o la novela gráfica o como demonios quieran llamarlo) con historietas para niños o eternos adolescentes entrados en carnes y acné perpetuo, debo decir que el noveno arte es el que, últimamente, más me conduce a esta extraña inquietud del alma. Jimmy Corrigan de Chris Ware o Ghost world de Daniel Clowes son dos buenos ejemplos. Y Adios Chunky Rice de Craig Thompson, autor del imprescindible Blankets, alcanza estas cotas con un cuento aparentemente naïf sobre la imperecedera fuerza de la amistad.

Chunky y Dandel son amigos. Amigos de esos que atraviesan la calles a toda velocidad con sus bicis para sentir el viento en la cara o que se tumban juntos en la playa para mirar las estrellas. Esa clase de amigos. Pero Chunky tiene la necesidad de ver mundo y se embarca en un indeterminado viaje en barco. Y Dandel va todos los días al puerto a arrojar mensajes dentro de botellas, con la esperanza de que su amigo no le olvide.

A través de estos personajes y de una retahila de fascinantes secundarios (el rapaz, aunque solitario marino Chuk, su bobalicón e inocente hermano Solomon o dos extravagantes y divertidas hermanas siamesas) Thompson nos cuenta una historia tierna sobre la pureza de la amistad sin reservas, pero también sobre el descubrimiento en la infancia de la pérdida, de que la vida y todo lo que consideramos inmutable es en verdad frágil y perecedero... y que estamos solos, a nos er que nos esforzemos en no estarlo.

Anoche, acabé la lectura de este maravilloso cuento justo antes de acostarme. Sumergido en la oscuridad del cuarto, estaba inquieto. Me sentía a la deriva, como mi cama fuese ese barco que navegaba por el eterno mar de la noche. Y pensé en toda la gente que está a mi lado y que nunca se lo agradezco lo suficiente. Y en todos aquellos de los que me despedí hace años. Entonces me acordé de las palabras de Dandel, justo al terminar el libro: "No existe el adiós, Chunky Rice".

lunes, 30 de mayo de 2011

INSIDE JOB de Charles Ferguson

LOS MONSTRUOS EXISTEN

Siempre lo has intuido, sabes que están en alguna parte, ahí fuera, pero te consuelas pensando que al menos no están debajo de tu cama. Pero los monstruos existen, tienen nombre y apellido, cargos importanets para tomar decisiones importantes, jets privados y una cualidad mágica, casi esotérica: sacan dinero de donde no lo hay.

En la última ceremonia de los Oscar, Charles Ferguson (que se llevó el galardón a la mejor película documental) dejó a un lado agradecimientos y dedicatorias para remover un poco nuestras tranquilas conciencias: "Muchos de los responsables de los fraudes que nos han llevado a esta crisis siguen libertad. Y eso está mal." Y ésta frase, con ese estupendo broche final, resume a la perfección el documental que ha realizado.

En Inside Job se nos muestra de manera didáctica, esquemáticamente pero co exhaustividad, el complejo proceso por el que ha pasado la economía mundial hasta llegar al colpaso financiero que nos ocupa. Y ¡sorpresa! Esto de la crisis no viene por un movimiento pendular del flujo económico u otros "abracadabras" que nos han contado. Ferguson se afana en mostrarnos a los máximos responsables de la crisis a través de una profusa investigación y entrevistas a los que advirtieron del peligro y a aquellos que escogieron ignorarlo o directamente enriquecerse con ello (entre estos últimos, los que se han atrevido a colocarse frente a la mordaz cámara del director). Y como puntilla final, la grotesca verdad: Ninguno de esos montruos modernos ha pagado por sus crímenes y siguen enriqueciéndose a partir de la pobreza del resto del mundo.

Y aquí no hay opiniones. Son exclusivamente hechos. La única opinión que se permite Ferguson es la que declaró posteriormente en los Oscar. "Eso está mal".

Ahora, tal vez, vuelvas a mirar debajo de tu cama.

MIDNIGHT IN PARIS de Woody Allen

PARA NOSTÁLGICOS Y ROMÁNTICOS

Como dijo Hemingway, París era una fiesta (A moveable feast). Una fiesta a la que, gracias a un Woody Allen reconfortantemente fresco, al fin estamos invitados.

Se que no puedo ser objetivo con esta película. Nadie que sea un enamorado del París de los 20 y de la brillante obra que se fraguó en aquella fecunda época podría serlo. Cada broma, cada gag y cada guiño que nos dedica la película nos arranca una sonrisa cómplice y nos sumerge en las lides del nostálgico sueño de un hombre corriente con alma de poeta: Un escritor norteamericano enamorado de la bohemia interpretado por Owen Wilson, trasunto del propio Allen y reflejo, si se desea entrar en el juego, de nuestras soñadoras almas ávidas de romanticismo y magia.

No es casualidad que el momento en que el protagonista viaja a través del tiempo coincida con las doce campanadas de la medianoche: La hora de las brujas. Excusa argumental propia del relato fabuloso, que en esta ocasión nos conduce a otro "País de las maravillas", poblado de genios, locos y una dama de pelo rizado por la que todos los caballeros suspiran. La fiesta y el licor corren por el Mont Martre mientras disfrutamos de la cordialidad de los Fitzgerald (con su precioso aunque condenado amor), de la brutal honestidad de Hemingway (que habla como escribe e, inesaperadamente, es divertidísimo) o la hilarante megalomanía de Gertrude Stein (interpretada por una Kathy Bates en estado de gracia)... Y Picasso y Cole Porter y los surrealistas... Otra época que parece otro mundo, dónde todo es posible.

Y como en todos los cuentos, nuestro viaje nos conduce a la revelación. Porqué como soñadores y románticos a veces nos refugiamos en el pasado, en aquella épocas doradas que evocábamos con embriaguez y dejamos pasar los días presentes como si viéramos crecer la hierba. Pero cómo el propio Allen nos dice en boca de su protagonista, la vida es un poco así, insatisfactoria y amarga, pero es nuestra vida y es la que nos ha tocado vivir.

Mágica, divertida y con puntuales broches de acidez propia del director neoyoquino.

Ah sí. Sale Carla Bruni.

martes, 17 de mayo de 2011

ÉL


Inesperadamente, aquella estaba resultando una tarde de lo más agradable.
Reclinado desde la orilla, lanzó una mirada distraída al divertimento de los bañistas: Minúsculas cabecitas que chapoteaban en una suerte de solaz inocencia. Era como contemplar, indiferente y distante, el bullicio de otro mundo. Un universo mínimo, revoltoso como una sinfonía joven e impaciente. Satisfecho, divagó en ocurrentes analogías: El laborioso frenesí de una colonia de hormigas;  La vorágine caníbal de las partículas microscópicas. Todo tan desesperado y fútil. 
Alguna de esas diminutas cabecitas era ella. No la reconocía, pero eso poco le importaba. Y de todo aquello, eso era lo más sorprendente: La absoluta ausencia de preocupaciones. Hubiera podido creer que los tormentos que hace sólo días le torturaban, le hubieran llegado indirectamente, como reflejados en las páginas de un libro, propios de un personaje de ficción.
Intuyó que la felicidad debía ser eso. Si no, algo muy parecido.
Despreocupado, permitió que le invadiera el sopor y se tumbo bocabajo, sobre la arena.
Ya no tenía porque seguir sufriendo.
Pero la voz dice: No existe paz para siempre.
Un latido salvaje le invocó desde lo más profundo. Un imposible alarido que hervía inclemente en su sangre.
A sus espaldas el mar rugía furioso, en un tumulto de éxtasis y pesadilla.
El ansia devoraba sus tripas y frente a él, en absoluto delirio, creyó vislumbrar una montaña de purulentos cadáveres: hinchados, cercenados, violados y mordidos. Aquello le excitó.
¿Cómo podía haber sido tan iluso? ¿Cómo se permitió bajar la guardia?
Ignorante y estúpido, yacía esperando el inexorable castigo. Pues es cierto, engañó a muchos y la engañó a ella. Pero a aquello nunca podría esconderle su secreto.
Pensó que creyó amarla. Incluso había imaginado una vida, juntos.
Pero él era un depredador.
Más allá no había nada.


El amor loco (On the road)

El paisaje ya sólo era una amalgama irreconocible y trepidante que silbaba  en nuestros oídos. Sonreí, ebrio y satisfecho. Aquello era lo único que contaba: Los kilómetros que dejabas atrás y los que te separaban de tu destino. En medio no había nada más que aquel Cadillac atronador, atravesando temerario los límites del control. Dean estaba más pletórico que de costumbre. Aquellos polvos cristalinos del viejo Lee habían surtido efecto, convirtiendo a mi exaltado amigo en una marioneta manipulada por el viento: Flotando mágicamente a dos palmos del asiento, con los brazos enarbolados al aire en salvajes aspavientos y girando la cabeza en ángulos imposibles, fijando los ojos en algún punto indeterminado dentro del coche y riendo febrilmente. En el asiento trasero, el joven marino repleto de tatuajes manoseaba a aquella mujer de facciones grotescas que gritaba extasiada al cielo eterno, como en un canto de veneración a algún dios pagano. No los conocíamos de nada. Pero eran como nosotros, hermanos peregrinos en la ruta hacia las estrellas. Siempre está ahí, ardiendo en sus ojos: El ansia por reír, beber y sentir; el frenesí por ir siempre más allá, más rápido, más lejos, más fuerte; El amor loco e infinito por la vida.
-¡Vamos allá Sal! ¡Comparte este elixir conmigo! ¡Vamos a bordo de esta máquina del tiempo, directos al final de la Historia!
Hacia el final de la Historia, ardiendo como un meteoro. Me entró vértigo y me mareé. Miré el rostro de Dean y del marino y de la mujer extasiada. Estaban acartonados y sin vida. Frente a nosotros, la árida llanura nos engullía irremisiblemente. Sólo arena y polvo. Allá íbamos, imbuidos de aquel amor loco, en aquella extraña máquina del tiempo, directos hacia el final de la Historia.

El Guardián

… Año: 2045… Día: 22… Mes: Octubre… Hora: 22.00… Iniciando comprobaciones de seguridad:
…Puerta delantera: sellada… Puerta de servicio: sellada… Escotilla de desechos orgánicos: sellada… Doble armazón en ventanas: Asegurados en un 100%...  Líneas de comunicación con el exterior: Inactivas… Niveles de seguridad: Optimizados…
…Desplegando mobiliario en formato H4B5… modalidad “cena para uno”… Preparación instantánea  de nutrientes… composición en… Pr 3%. HC 4%.  Gr 0´5%...
…Localización y análisis del sujeto: …140 pulsaciones/min… Estado alterado del ritmo cardíaco en 30%... Reproduciendo archivo sonoro “Air on the G string. Johann Sebastian Bach.mp5.”
…Iniciando comunicación:

-Sr. Anderson…
-… …
-Sr. Anderson…
-…  ¿Si?...
-Mis sensores perciben cierta alteración en sus signos vitales. Espero que la música le tranquilice…
- …Mm… si… gracias…
-Sr. Anderson, la cena está servida. He preparado su plato favorito: “Estofado de ternera”, según los parámetros que lo preparaba su difunta madre.
- … Gracias… tiene buena… tiene buena pinta… gracias… … Mm… no me has puesto cubiertos…
-Sr. Anderson. Sabe que no puedo facilitarle cubiertos o cualquier otro tipo de objeto punzante. Tendrá que ayudarse con sus manos. Es por su propia seguridad. Lo lamento.
 -… Bueno… creo… creo que ahora… no tengo hambre… gracias… …Quisiera… quisiera salir… un rato…
-Sr. Anderson. Sabe que no le puedo permitir salir de la casa. Las probabilidades de riesgo en el exterior son demasiado altas. Debe quedarse aquí. Es por su propia seguridad. Lo lamento.
-…Por favor… déjame… salir… por favor…
-Sr. Anderson, yo puedo abastecerle con lo que necesite. Salir al exterior es peligroso e innecesario. Es por su propia seguridad. Lo lamento.
-… por favor…
-Sr. Anderson. Percibo una mayor alteración en sus signos vitales. Espero que la música le tranquilice.
-…
-Sr. Anderson. He preparado su plato favorito.

TOP 10 de Alan Moore y Gene Ha.

CANCIÓN TRISTE DE NEÓPOLIS

Recuerdo que hace un tiempo, con el volumen que nos ocupa recién leído, publiqué en Facebook un exaltado comentario en alabanza de uno de los cómics menos conocidos del siempre alucinado y alucinante brujo de Northampton, Alan Moore. Me refiero a TOP 10, original experimento de hibridación publicado bajo el sello America´s best comics, editorial inaugurada por el propio autor para dar rienda suelta a sus proyectos más osados.

Los que me conocen ya saben de mí fanática admiración por la serie "policíaca" (porque de algún modo hay que catalogarla) de la HBO The wire. Pues cúal fue mi sorpresa al descubrir que, en una entrevista, Alan Moore se había declarado ferviente admirador de la serie, clasificándola como "posiblemente una de las mejores series nunca hechas". Acostumbrado a las recalcitrantes críticas del autor a todo lo ajeno a su obra, me extrañaron estos elogios a un producto televisivo, pero tras leer TOP 10 todo parece esclarecerse. Una buena definición de esta obra de Moore sería una mezcla de serie policiacas como The wire o Canción triste de Hill Street con el universo superheroico de Marvel o DC, recordándome sobre todo al Kigdome come de ésta última.

Así pues, TOP 10 nos narra las peripecias y (sobre todo) desventuras de la comisaría de policía de Neopolis: desde la guerra contra el narcotráfico, pasando por el seguimiento de un asesino en serie hasta los líos burocráticos relacionados con entidades políticas. Hasta aquí todo normal, salvo el pequeño detalle de que Neopolis es una ciudad en la que todo el mundo posee súper-poderes y la brigada policial debe enfrentarse a acosadores sexuales con capacidad de metamorfosis, psicópatas alienígenas o simplemente una rutinaria regulación de tráfico aéreo (por la inmensa multitu de seres voladores). Los protagonistas tampoco tienen despedicio: una alegre y desenfadada madre de dos nilñas enfundada en una armadura con armas termonucleares, un devoto al culto satánico y amigable compañero de patrulla o un perro parlante montado en un exoesqueleto son algunos de los integrantes de este variopinto cuartel.

TOP 10 es una lectura muy recomendable incluso para aquellos (que son legión) que abominen de los cómics de superheroes, porque pese a toda la pirotecnia y despliegue fantástico que la obra hace alarde, ante todo ésta es la historia de una ciudad y sus habitantes, retratando (en clave superheroica) las miserias y problemas endémicos que surgen en cualquier urbe: el racismo (en este caso hacia los robots), el problema de la droga, la corrupción... Y aquí, como en las fantásticas series que anteriormente hemos nombrado, podemos disfrutar de auténtico "trabajo policial" (anti-CSI, ya me entendeis) y palpar la realidad personal y social de los protagonistas como si se tratase del drama policial más realista.

En conclusión, TOP 10 es una obra completa, apasionante, MUY divertida (de las más cómicas de Moore) y que, como todas las obras del autor, merece ser revisitada periódicamente (sólamente buscar entre los habitantes de Neópolis las miles de referencias a personajes del cómic de todas las épocas ya es en si un divertimento). Y puesto que ésta es mi primera publicación y probablemente sea de una calidad informativa dudosa, sed piadosos conmigo y os prometo que las próximas entregas serán mejores.

Primer día en la alcoba

Es Gregor Samsa el que habla:
Empieza éste, nuestro carrusel de lo variopinto y esperpéntico, esperando que disfruten tanto leyéndolo como este artrópodo lo hace escribiendo.
Literatura, cómic, música y (prevengo) cine, cine y más cine, serán diseccionados y degustados con ojo clínico y sin orden aparente.
Así que, ya saben, compren una entrada, denle una propina al acomodador deforme si quieren asientos privilegiados y disfruten del malsano espectáculo.